lunes, 21 de diciembre de 2009

Ojo con la Navidad

La Navidad, los cumpleaños, las vacaciones...se suponen un tiempo feliz. Y nosotros no tenemos por qué estar precisamente así. Puede que no estemos mal del todo, o sí. Nos puede pillar cualquier momento personal y debemos tolerárnoslo.

Pensar que no vamos a estar a la altura de "la Navidad" no nos hace ningún bien. De acuerdo con que intentemos no estar fatal, no jorobar la fiesta a nadie, pero de ahí a exigirnos alegría plena va un mundo. Controlar sí, castigarnos no.

Sentir que son días normales, un día más nos ayudará, porque, seguramente para eso sí estamos listos, eso no no s apabulla, no nos tensiona. En realidad es así, los días de fiesta son un día más, llevémoslo con tranquilidad, y si encima luego comemos con amigos o familiares, pues un extra, sólo eso; algo agradable para ese día.
Nos puede sentar mejor un paseo por el parque respirando limpio que una esperada fiesta. Vamos a la fiesta, tranquilas, como a un día más y damos el paseo, tranquilos, para encontrarnos con nosotros mismos, que es lo que realmente nos hace falta.

Admítete como eres, aún más en Navidad y date exactamente lo que tú necesites, no lo que los demás necesiten. Para eso es Navidad...

Felices días llenos de normalidad y encuentro contigo mismo!!
Feliz Navidad!

lunes, 14 de diciembre de 2009

Psicólogos y psiquiatras


Tengo una amiga argentina que trata este tema con mucha naturalidad, y eso es lo importante, al menos en este caso. Me resulta gracioso su comentario de que como es argentina todo el mundo cree que es psicóloga, lo que denota la diferencia con que entendemos el tema una y otra cultura.
Aquí hay una reticencia generalizada a ambos profesionales, tanto al psicólogo clínico como al médico psiquiatra. Sin embargo, no tiene por qué ser así, son una estupenda ayuda especializa y oportuna en los casos adecuados.

Es perfectamente lógico que, a la vez de darte un volante para el oncólogo, el neurólogo, el cirujano vascular o cualquier otro especialista, si la enfermedad es importante y puede ser dificil asumirla, te dan también el volante para el psiquiatra. Esto es algo que de momento sólo ocurre con temas muy, muy graves. Pero en realidad uno no tiene por qué ser capaz de llevar perfectamente el alzheimer de su madre, su propio infarto, epilepsia, etc, etc, etc.
Con las enfermedades aún se entiende mejor, pero este mismo razonamiento es ampliable a todos los ámbitos de la vida. Tampoco tiene uno por qué resistir como un héroe su divorcio o el de sus familiares, su problema con el trabajo, su problema de acné, qué más da. No pasa nada, la vida no es una epopeya y los especialistas están, precisamente para esto, para ayudarnos en estos casos concretos.

Tanto el psicólogo si se trata de nudos vitales, que no tienen por qué ser tan gordos para que puedan ser solucionados o puestos en claro por un especialista, como el psiquiatra, que con su medicación nos puede ayudar, de forma moderada sin miedo a la adicción, a superar momentos difíciles que se van a pasar así mucho mejor. Lo de no tomar nada que sea recetado por un psiquiatra en momentos duros, es como no querer tomar calmantes después de una operación. No doctor, yo a palo seco!!!
Relativicemos, no dejemos de lado dos buenas herramientas que nos pueden dar la mano en un paso dificil. Además, como dice mi amiga argentina: tus amigos no tienen la culpa de tus problemas, si quieres cuéntaselos, pero no les pidas que te los solucionen, para eso están los especialistas...

viernes, 4 de diciembre de 2009

Para!!

A veces nos metemos en un maremagnum incontrolable de pensamientos, como ya sabemos, que no nos dejan vivir en realidad, que nos tienen al margen de nosotros mismos.
Ya hemos aprendido el truco fundamental para que cesen, se trata de entrenarnos en hacer algo distinto a ellos, al principio pocos segundos, luego más. El objetivo es saber que nuestra voluntad está por encima de esta enfermedad aunque ahora esté diezmada. Pero poco a poco cada vez le sacaremos más ventaja.

Si cuando ya controlas más lo que te ocurre, tu estado anímico es algo mejor, de repente vuelves a caer en estos círculos odiosos: Para! Pero de repente, ya!, para físicamente y para tu cabeza también. Cómo? Pues siendo consciente de algo y teniéndolo presente siempre ya en tu día a día: no sabemos lo que va a ocurrir, no sabemos cómo van a terminar las situaciones, no sabemos si están ocurriendo para bien o para mal, deja de pensar en ellas como si fuese algo terrible que debes solucionar sin descanso.
A veces, lo mejor es echarse a un lado de nuestra propia situación, parar y mirarla de lejos, entonces, dejar pasar un poco de aire entre nosotros y ella, ponernos a hacer otra cosa (pero no pensando en lo mismo, eh?)...y puede que algo ocurra, que alguien que no somos nosotros actúe, que lo que parecía grande se haga pequeño...o simplemente, que nos demos cuenta de que el pensar continuamente en algo lo hace mucho más horrible de lo que es.

La pequeña distancia (tampoco se trata de echar tierra sobre los problemas) dejará aún presente lo que sí importa, a la luz, y eso será lo que tengamos que arreglar, que hablar, que decidir o modificar. Pero desde la tranquilidad, desde el saber por qué actuamos.

Si no sabes por dónde seguir, si te aturde el ruido en tu interior, para! No sigas pensando, la respuesta puede que no esté en ti, para qué mortificarte si nunca sabemos si un despido es una liberación, o una ruptura es una oportunidad. Deja que el agua corra, no seas tú continuamente el cazo que quiere contener todo el río.
Es imposible y cansa mucho..., verdad?